Después de desembarcar y pasar la fría aduana, nos dirigimos a Meknes, donde pasamos la noche durmiendo apenas cuatro horas. |
Desayunamos en un lugar con vistas fantásticas, un pan recién echo y mi primer té Marroquí. |
Esta panorámica (by Miguel Ángel) demuestra lo idílico del lugar. La visión de Marruecos empezaba a cambiar. |
Kasbah Asmaa, una maravilla de hotel en el que tan sólo paramos a tomar un té, admirar su edificación de mini fortaleza y al cual regresaremos en un futuro viaje a disfrutarlo como se merece. |
La piscina africana del khasba Chergui nos daba las buenas noches antes de entrar en la habitación. |
La habitación nos invitaba a descansar a penas 4 horas, al día siguiente empezaba la competición. |